FRACKING Proceso y Problemática

Colombia, al ser uno de los países más megadiversos del planeta, catalogado como uno de los países más ricos en recursos acuáticos, requiere políticas especiales de conservación. En los tratados internacionales sobre medioambiente aprobados y ratificados por Colombia, se establece que, ante la ausencia de certeza científica frente a la posible ocurrencia de un daño por el desarrollo de una actividad determinada, la decisión del Estado debe estar encaminada hacia la protección del ambiente. Es así como en el Convenio sobre Diversidad Biológica, ratificado en 2017, se decreta la necesidad permanente de revisar las políticas públicas para adoptar mecanismos concretos para la protección de la diversidad biológica (PAB, 2017). Por todo lo anterior, es esencial que no se dé la aprobación para desarrollar ni la extracción de petróleo ni la experimentación por medio de pilotos con la técnica de Fracking, teniendo como base fundamental los estudios científicos internacionales que evidencian graves peligros a los ecosistemas y a la salud humana. En consecuencia, se hace vital adquirir el conocimiento de los procesos y la problemática que conlleva esta práctica para poder debatirla con argumentos técnicos y científicos.

fracking una practica peligrosa para la vida
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El petróleo se forma por un proceso de fosilización de grandes cantidades de microorganismos acuáticos en los sedimentos del fondo de mares o zonas lacustres, aproximadamente hace 200 millones de años, por la acción de la presión y la temperatura provocada al ser cubiertos por densas capas de sedimentos. El lugar en donde quedaron confinados estos hidrocarburos se denomina Roca Generadora o roca madre, la cual se encuentra a más de 2 km de profundidad, pudiendo llegar a más de 9 km bajo el suelo (Schrope 2012).

La roca generadora tiene la característica de ser impermeable; sin embargo, a través de millones de años, en algunos casos, por la misma presión de las rocas superiores o por movimientos tectónicos de la corteza terrestre, se le abrieron pequeñas fisuras por donde el petróleo escapó, subiendo hacia formaciones rocosas permeables, en un proceso conocido como migración. Una parte del petróleo que migró alcanzó la superficie, saliendo por afloramientos naturales; pero otra parte, se encontró con formaciones geológicas impermeables que le impidieron el paso (llamada Roca Sello), funcionando como barrera, en estos casos el petróleo quedó atrapado en estas trampas geológicas: acumulados en formaciones permeables (llamada Roca Reservorio) pero sin la posibilidad de seguir avanzando hacia la superficie. Las rocas reservorios pueden encontrarse desde pocos metros de la superficie hasta a más de 2 km de profundidad (Schrope 2012).

La Extracción Convencional obtiene el petróleo de la roca reservorio que al ser permeable solo se necesita perforar para extraerlo. En la Extracción No Convencional se obtiene el petróleo de la roca generadora, pero al ésta ser impermeable no es posible la extracción solo con perforación, se debe romper, lo cual se lleva a cabo con punzones eléctricos que agrietan la roca para luego inyectarle a altísima presión millones de litros de agua mezclada con aditivos químicos y arenas especiales (que se utilizan para que las fisuras se mantengan abiertas mientras se realiza la recuperación de los hidrocarburos) (US DOE, 2017); ésto es lo que se conoce como Fracturación Hidráulica.

Sin embargo, el boom del fracking ocurrió cuando el fracturar hidráulico fue combinado con tecnologías de perforación direccional alrededor del año 2000. Esta técnica permite que los pozos de producción de petróleo sean perforados horizontalmente a lo largo de la formación de roca generadora (US EPA, 2016). Es a esta tecnología a la que llamamos FRACKING (imagen 1). Esta práctica crea una inmensa red de fracturas que abarcan grandes áreas del subsuelo (imagen 2), ya que el líquido penetra por las fisuras haciéndolas crecer horizontalmente, en unos casos llegando a más de 2 km de distancia (Kristine et al., 2015).


Impactos

Un pozo con insuficiente Integridad mecánica -es decir, incapaz de soportar las cargas que puedan aparecer durante el ciclo de vida del pozo: construcción, operación, mantenimiento, inactividad y sellamiento técnico- puede permitir el movimiento de fluido o de gases a los recursos hídricos subterráneos, llegando a impactar incluso los recursos hídricos superficiales. Lo anterior se complica aún más cuando hay presencia de pozos cercanos, ya que se conocen casos en donde el fracking los ha afectado, dando por resultado aumentos inesperados de la presión del pozo cercano, como lo ocurrido en un pozo abandonado en Pennsylvania que produjo un géiser de 9 metros de altura (US EPA, 2016). Siendo aún peor cuando el fracking se realiza en áreas con densa explotación convencional histórica de petróleo (US EPA, 2016). De esta misma manera, el fluido inyectado, el fluido residual (que puede ser radioactivo), el petróleo y los gases pueden escaparse por las fracturas hacia fallas geológicas naturales a kilómetros de distancia (Davies, 2017) lo que puede causar daños irreparables a la población y a los ecosistemas.

Otro de los peligros que conlleva esta práctica se encuentra en la manipulación del líquido residual de desecho, que está compuesto por agua y un gran número de contaminantes, incluyendo material radiactivo, metales pesados, hidrocarburos y otras toxinas. Estas aguas residuales usualmente se almacenan en fosas, se eliminan fuera del sitio en un centro de tratamiento de aguas residuales o se inyectan en pozos subterráneos profundos (Lallanilla, 2018). En el caso de la reinyección del líquido residual, se reportan graves sucesos de sismicidad inducida en Estados Unidos, como el dramático aumento de sismicidad ocurrido en Oklahoma desde 2009 (Hincks et al., 2018).

Además de los problemas de contaminación del agua y daños ecosistémicos, existe una gran problemática de salud pública asociada al fracking, ya que los pozos liberan compuestos en el aire, tales como benceno, etilbenceno, tolueno y n-hexano; la exposición a largo plazo a éstos se ha relacionado con defectos de nacimiento, problemas neurológicos, trastornos de la sangre y cáncer. (Lallanilla, 2018). Hay cientos de estudios científicos que lo confirman. Uno de ellos se llevó a cabo en Pennsylvania de 2004 a 2013, en donde se analizaron los registros de más de 1.100.000 nacimientos, comparando a los recién nacidos de madres que vivían a diferentes distancias de sitios de fracking activo, y los nacidos antes y después del inicio del fracking en su zona. Los resultados evidenciaron efectos negativos en la salud de los recién nacidos por exposición en el útero a contaminantes en el aire dentro de un perímetro de 3 km. Los impactos negativos en la salud incluyeron una mayor incidencia de bebés de bajo peso al nacer, lo que se considera un factor de riesgo para numerosos resultados negativos, incluyendo la mortalidad infantil (Currie et al., 2017).


Desconocimiento y ocultamiento de información

En muchos estados de Estados Unidos el fracking está exento de algunos de los requisitos de la ley de agua potable, en particular el requisito de revelar los productos químicos utilizados en las inyecciones de pozos, es así, como algunos aditivos de los fluidos utilizados están protegidos como secretos comerciales (Schrope, 2012), argumentando que son propiedad intelectual. Desafortunadamente esta falta de divulgación dificulta la vinculación de cualquier contaminación del agua potable a una empresa o pozo en particular (Lallanilla, 2018). Esta fue una de las causales por la que a la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos no le fue posible caracterizar completamente la gravedad de los impactos, ni le fue posible calcular o estimar la frecuencia a nivel nacional de impactos a los recursos hídricos del fracking (US EPA, 2016).

Por otro lado, aunque Estados Unidos se encuentra a la vanguardia en esta técnica, existe un conocimiento muy limitado del complejo paisaje subterráneo y cómo el fracking interactúa con él (Davies, el 2017). Adicional a esto, generalmente no se dispone de datos sobre la ubicación relativa de las fracturas naturales que influyen en los recursos hídricos subterráneos, ya que las redes de fracturas se mapean con poca frecuencia y porque puede haber incertidumbre en la profundidad del recurso subterráneo de agua en un lugar específico. Sin estos datos, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos no logró determinar con certeza si las fracturas creadas durante la fracturación hidráulica han alcanzado los recursos hídricos subterráneos del agua potable (EPA, 2016).


Colombia

En Colombia tenemos un gran desconocimiento geológico, relacionado con falta de información de nuestras aguas subterráneas, acuíferos y fallas geológicas activas, entre otros muchos aspectos; es decir, no tenemos una base técnica suficiente. Por ejemplo, el municipio de Tenjo se surte de aguas ubicadas a 1.500 metros de profundidad y en la Orinoquia existen datos de aguas de muy baja salinidad a 2.000 metros (Fierro, 2016).

Por lo tanto, se hace fundamental que el país decrete Moratoria al Fracking, acatando el Principio de Precaución, que incluya la no realización de los Pilotos de fracking. Debe existir una generación amplia y precisa de conocimiento científico, que vaya más allá de las lagunas de información que tiene Estados Unidos, antes de ni siquiera pensar en hacer cualquier tipo de exploración para fracking.  

Por otro lado, en el país, la adopción de estos procesos normativos debe ser consultada de manera activa y eficaz con la población, proceso que, al no realizarse, invalida cualquier decisión al respecto; por cuanto la participación es un derecho fundamental, en particular frente a las decisiones que puedan afectar a las comunidades.

Este mes se cumplen 100 años de la extracción petrolera en Colombia. Con toda esa experiencia acumulada, es inaudito que haya ocurrido la mayor tragedia ambiental en derrame de crudo del país, en Barrancabermeja, en donde se necesitó 30 días para controlar el afloramiento; lo que demuestra que, a pesar de tantos años en el negocio, no tenemos la capacidad para lidiar con desastres de pozos convencionales, por lo que mucho menos la vamos a tener con pozos no convencionales, en donde el riesgo es exponencialmente mayor. Es así como se evidencia la poca robustez de los entes gubernamentales del orden ambiental en el control, la protección y la gestión del riesgo.

Bibliografía:

  1. Currie, J., Greenstone, M., Meckel, K. (2017). Hydraulic fracturing and infant health: New evidence from Pennsylvania. Science Advances. Vol. 3, no. 12. http://advances.sciencemag.org/content/3/12/e1603021
  2. Davies, R. (2017). Can fracking be safe?. The Conversation: Environment + Energy. https://theconversation.com/its-nonsense-to-say-fracking-can-be-made-safe-whatever-guidelines-we-come-up-with-79946
  1. Fierro, J. (2016). Dio declaraciones en el artículo: Fracking: una apuesta riesgosa para Colombia. Medio Ambiente. Semana Sostenible. http://sostenibilidad.semana.com/medio-ambiente/articulo/fracking-una-apuesta-riesgosa-para-colombia/35505
  1. Hincks, T., Aspinall, W., Cooke, R., Gernon, T. (2018). Oklahoma’s induced seismicity strongly linked to wastewater injection depth. Science magazine. http://science.sciencemag.org/content/early/2018/01/31/science.aap7911
  1. Kristine, A., Uhlman, K., Boellstorff, D., McFarland, M. Gholson, D., y Smith, J. (2015). Hydraulic Fracturing and your Private Water Well. Department of Soil and Crop Sciences, The Texas A&M University System. http://twon.tamu.edu/media/619617/sc-012__fracking-cxd_pta-3may1.pdf
  1. Lallanilla, M. (2018). Facts About Fracking. Planet Earth. Live Science. www.livescience.com/34464-what-is-fracking.html
  1. PAB. (2017). Plan de Acción de Biodiversidad 2016-2030 - Para la implementación de la Política Nacional para la Gestión Integral de la Biodiversidad y sus Servicios Ecosistémicos. Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible https://www.cbd.int/doc/world/co/co-nbsap-v3-es.pdf
  1. Schrope, M. (2012). Fracking Outpaces Science on its Impact. Yale School of Forestry and Environmental Studies. http://environment.yale.edu/envy/stories/fracking-outpaces-science-on-its-impact
  1. U.S. DOE. (2017). Hydraulic Fracturing Fluids - Composition and Additives. U.S. Department of Energy. https://geology.com/energy/hydraulic-fracturing-fluids/
  1. U.S. EPA. (2016). Hydraulic Fracturing for Oil and Gas: Impacts from the Hydraulic Fracturing Water Cycle on Drinking Water Resources in the United States (Final Report). U.S. Environmental Protection Agency, Washington, DC, EPA/600/R-16/236F.

Alexandra Loaysa
Coordinadora Científica
Movimiento Ambientalista Colombiano

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